Alemania se convirtió en el primer país europeo que les permite a los bebés con características de ambos sexos ser registrados sin un género definido.
Los padres podrán desde ahora dejar sin marcar el espacio de «sexo» en los certificados de nacimiento, después de que el gobierno alemán creara una nueva categoría denominada «sexo indeterminado» en 2013.
Esta decisión se tomo para quitarle presión a los padres que deben elegir de forma apresurada cuál género debe tener el bebé en la sala de parto, inmediatamente después de nacer.
Esta legislación brinda, además, la posibilidad de que más adelante, en edad adulta, esas personas con sexo indeterminado puedan escoger si quieren estar bajo la categoría masculina o femenina.
Pero también se ofrece la opción de quedarse bajo la categoría del tercer género o indeterminado y no tener que escoger en ningún momento de su vida entre las dos opciones.
En Alemania, algunos medios de prensa calificaron a esta ley como una «revolución legal».
Sin embargo, todavía no hay detalles sobre cómo la nueva ley afectará el uso del género en otros documentos oficiales como los pasaportes, donde hay que escoger entre una «M» y una «F».
Las personas que pueden optar al tercer género son conocidos como «intersexuales» porque tienen una mezcla de cromosomas masculinos y femeninos o sus genitales tienen características de ambos géneros.
Esta nueva ley se debe en gran parte al seguimiento de casos en Alemania, donde se ha visto que la opción de sexo al momento de nacer en personas «intersexuales» había causado muchos casos de infelicidad o trauma psicológico años después.
En varias de estas situaciones se reportaron personas que sin unos genitales definidos eran objetos de cirugías y años después alegaban que no eran ni hombres ni mujeres, sino lo que habían creado los doctores en la sala de cirugía, «llenos de moretones y cicatrices».
«Muchas veces, al momento de nacer, había que decidir cuál era el sexo del niño y hacer allí mismo una cirugía que podía definir sus características físicas hacia una dirección. No se podía esperar”, dijo el corresponsal de la BBC en Berlín, Steve Evans.